¿Cuánto sabes sobre el color de los dientes?
El color de los dientes depende de la composición y el grosor de la dentina (que se halla debajo del esmalte), y del grosor y composición del esmalte dental. Por ejemplo, con la edad el diente puede verse más amarillento, ya que el esmalte suele estar más desgastado y se ve más la dentina, que además pasa de un color amarillento a anaranjado.
El color de los dientes puede verse afectado por (1, 2):
- Causas intrínsecas, que afectan tanto a la dentición primaria o de leche como a la permanente y producen anomalías en la formación del esmalte y de la dentina; por ejemplo, deficiencia de calcio (sea hereditaria o causada por algún fármaco) o algunos medicamentos, como algunos antibióticos que, tomados durante la niñez pueden producir manchas o un tono más amarillento.
- Causas extrínsecas, que afectan tanto a la dentición primaria como a la permanente y producen anomalías en el esmalte o la dentina; por ejemplo, la composición de la saliva, el tabaquismo, la falta de higiene bucal, el consumo de té, café o vino tinto, y el uso de dentífricos o colutorios inadecuados.
El ser humano ha mostrado preocupación por la estética de sus dientes desde las primeras civilizaciones (1). El deseo de tener unos dientes más blancos se remonta, como mínimo, a hace 2.000 años, cuando los médicos romanos del siglo I aseguraban que el cepillado de los dientes con orina blanqueaba los dientes. En el siglo XIV, el procedimiento dental de mayor demanda después de las extracciones era el blanqueamiento de los dientes. Entre los siglos XIV y XVIII, el tratamiento para blanquear los dientes consistía en desgastar el esmalte con lijas metálicas y luego aplicar una solución de ácido nítrico.
El blanqueamiento dental es actualmente uno de los tratamientos más demandados en las clínicas dentales. Es por ello que las técnicas y productos de blanqueamiento han sido objeto de estudio, desarrollo y evolución constante para adecuarse a las necesidades bucales de cada persona.