Boca de póker
Existen diversos tipos de acento, de respiración y de risa (risa de nerviosismo, risa de empatía, risa de ansiedad…). Varios tipos de gritos, de tos, de carraspeo y hasta de suspiros. Pero más allá de lo que podamos expresar con los sonidos que emitimos con nuestra boca, encontramos las muecas que nos delatan.
Visualmente, estos gestos pueden hacer referencia a nuestro estado de ánimo, a lo que opinamos acerca de nuestro interlocutor, a nuestros miedos, a lo que queremos hacer ver o a lo que nos guardamos solo para nosotros.
Si mantenemos la boca cerrada, de qué manera y cuánto la abrimos, si enseñamos los dientes o no, si nos tapamos con la mano o si sacamos la lengua… Con la boca, los gestos son muy expresivos y claros. El bostezo indica aburrimiento o falta de energía. Abrir la boca es síntoma de sorpresa. Llevarse los dedos dentro expresa inseguridad o ansiedad. Cuando alguien se tapa la boca, miente o se le ha escapado algo que no quería decir.
Todos estos detalles son estudiados por especialistas en comunicación no verbal y pueden desenmascarar cualquier estrategia que tengamos planeada, como sucede en el póker.
Aunque en el póker las principales protagonistas son las cartas, la comunicación no verbal adquiere una especial importancia a través de los llamados tells (guiños, gestos). En función de la expresión facial de nuestro adversario, de si está distendido o concentrado, de si bebe de la copa, de si se tapa la boca, de cómo coloca las fichas… podemos llegar a saber qué cartas tiene.
Y esto lo podemos aplicar a nuestra vida diaria y así, aunque nuestro “adversario” no abra la boca, quizá descubramos que esa “cara de póker” no lo era tanto.