La gelatina musical
Si juntamos la cocina, la química, la música y los niños, el éxito está garantizado. Sobre todo si los que “cocinan”, “experimentan” y “tocan” son ellos.
Si a esto le sumamos las posibilidades técnicas que tenemos a día de hoy a nuestro alcance, el resultado puede ser sencillamente genial.
Todos estos ingredientes son los que componen el Noisy Jelly Kit, un juego que, aunque pueda parecer diseñado para sacar una gran sonrisa a los más peques, está dirigido a cualquier tipo de público.
El kit se compone de una caja de madera que contiene moldes con formas diferentes y tintes de varios colores, un par de probetas y el tablero de juego.
Este tablero es en realidad un sensor que hace que las gelatinas funcionen como una especie de theremín: en función de la distancia a la que están colocadas, de cómo las toquemos, de su forma, de su peso y de su concentración de sal, crearemos diferentes sonidos.
Los pasos a seguir para empezar a experimentar son muy sencillos:
- Elige un molde.
- Añade unos gramos de agar-agar en polvo.
- Llena tres cuartas partes del molde con agua.
- Añade el color.
- Espera 10 minutos.
- Coloca la forma sobre el tablero.
- Empieza a jugar.
Con este experimento, sus creadores, Raphaël Pluvinage y Marianne Cauvard, nos demuestran cómo las nuevas tecnologías pueden alejarse de la estética “industrial” para convertirse en objetos artesanales. Dejan de lado las pantallas ultraplanas para recuperar el espíritu de los juegos más tradicionales, para tocar, para mancharse.
Y para los casos en que las gelatinas lleguen antes al estómago que al tablero de juego, un buen cepillado de dientes y vuelta a empezar.