¡Un palillo!
Desde tiempos inmemoriales, los objetos más simples han servido para tratar los problemas más complicados. ¿O es que ya nadie se acuerda de la rueda? ¿Qué hay más simple que una rueda? Uno de los inventos fundamentales en la historia de la humanidad y que, con su sencillez, ha solventado innumerables problemas gracias a sus múltiples usos.
Objetos como este, o incluso más simples, los podemos encontrar a lo largo y ancho de toda la historia aplicados en ámbitos que pueden ir desde el transporte hasta la higiene bucal.
Y es que hace 150.000 años los neandertales ya tenían su propio objeto para tratar el dolor de algunas enfermedades, como la inflamación de las encías. Y era mucho más básico de lo que podamos pensar: un palillo.
Esto ha sido descubierto por investigadores del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social, la Universidad Autónoma de Barcelona y la Diputación Provincial de Valencia.
Su estudio ha evidenciado que el neandertal analizado, procedente del yacimiento de Cova Foradà (Valencia), utilizaba habitualmente un palillo para eliminar los restos de comida y conseguir así aliviar las molestias que sufría debido a que sus encías estaban inflamadas.
Un ejemplo más de la gran capacidad que tenían los neandertales para conseguir adaptarse a su medio y uno de los primeros casos de tratamiento paliativo llevado a cabo con palillos.
Esto es lo que podríamos llamar sencillez al servicio de la higiene bucal. Aunque, gracias a los avances tecnológicos y las innovaciones, hoy en día contamos con herramientas específicamente creadas y adaptadas para cuidar nuestra boca como lo que es, algo único.