El diente de Buda
Aunque parezca rematadamente extraño, cada año en la ciudad de Kandy, capital de las montañas de Sri Lanka, sacan en procesión un diente. Pero no hablamos de cualquier diente, sino del canino izquierdo de Buda, una pieza de 2,5 cm que representa una de las reliquias más importantes para los budistas.
Una multitud de personas (más peregrinos que turistas) es la que, coincidiendo con la luna llena del mes de agosto, se acerca a esta ciudad para disfrutar de 10 días de celebraciones por todo lo alto: durante la Perahera o Procesión del Diente de Buda, las calles se llenan de elefantes, bailarines, música, espectáculos de fuego…
Todas las actividades giran en torno al diente de Buda, que es portado por el más grande de los 100 elefantes que desfilan por la ciudad, engalanado con espectaculares vestiduras y con los colmillos revestidos de oro.
Esta es la única ocasión a lo largo del año en la que el diente abandona el Sri Dalada Maligawa o Templo del Diente de Buda, aunque en determinadas ocasiones, y debido a la importancia de la reliquia, se utiliza una copia, mientras el diente original se queda en el interior del templo vigilado por grandes medidas de seguridad.
La tradición cuenta que, cuando Siddharta Gautama, Buda, estaba siendo incinerado, alguien rescató su canino y el príncipe Danta y la princesa Hemamala, del reino indio de Kalinga, lo transportaron. De hecho, fue el pelo de la princesa el lugar escogido para llevar la reliquia al puerto de Lankapattana, en las costas de Sri Lanka.
Para los que os haya entrado el gusanillo y queráis visitar este templo, os vendrá bien conocer algunas curiosidades, como que al santuario solo se puede entrar descalzo, que es obligatorio llevar pantalones largos o Sarong y los hombros cubiertos y que no se pueden sacar fotos con la estatua de Buda detrás, ya que nunca se le debe dar la espalda.
Si alguien se anima a ir, ¡que nos cuente su experiencia!