Cómo mantener las bacterias a raya en tu cepillo de dientes
¿Sabías que a las bacterias les gustan los ambientes húmedos y poco aireados? Pues eso es lo que se encuentran en la mayoría de los lavabos de nuestras casas.
¿Y sabías que la boca es una de las partes del cuerpo donde se encuentran más bacterias? Porque se trata de uno de los puntos de contacto constantes con el exterior (alimentos, aire, etc.).
Sabiendo esto, y sabiendo que no podemos evitar que las bacterias crezcan en nuestra boca, ¿cómo podemos controlar los gérmenes para mantener nuestros cepillos de dientes en las mejores condiciones y que los filamentos de nuestro cepillo no se conviertan en el lugar ideal para que habiten las bacterias?
Aquí van algunos pequeños trucos:
- Cuando acabemos de cepillarnos los dientes, después de cada comida, debemos aclarar bien el cepillo de dientes y secarlo para eliminar el exceso de agua.
- Utilizar cepillos de dientes con capuchón que ayuden a proteger el cabezal y los filamentos, además de permitir la entrada de aire para minimizar la humedad entre los filamentos.
- Colocar el cepillo en posición vertical favorece un secado más rápido e impide su contaminación.
- Para evitar una contaminación cruzada, debemos guardar los cepillos separados sin que exista contacto entre ellos.
- Si has sufrido alguna enfermedad infecciosa, recuerda cambiar tu cepillo para que los microorganismos que puedan permanecer en él no vuelvan a la boca.
- Cada 3 meses debemos renovar el cepillo de dientes porque, además de perder eficacia, con el tiempo pueden haberse acumulado demasiadas bacterias.
Y recuerda que manteniendo tu cepillo de dientes en buen estado estás mejorando la salud de tu boca.