Así da gusto sonreír
Lucir y mantener unos dientes blancos siempre ha sido sinónimo de limpieza, belleza, juventud y buena salud. Además, hoy en día tener unos dientes blancos está más de moda que nunca.
Para que nuestros dientes permanezcan blancos, lo principal es mantener una correcta higiene bucodental, limpiándolos durante 3 minutos después de cada comida. Para ello debemos contar con un cepillo de dientes adaptado a las necesidades de nuestra boca (blando, medio o duro; con cerdas más o menos flexibles) y se recomienda cambiar un cepillo cuando sus propiedades se hayan alterado, como por ejemplo, desgaste de sus filamentos y falta de rigidez. También debemos utilizar una pasta dentífrica que contenga flúor y un hilo dental para eliminar los restos de los lugares a los que el cepillo no es capaz de llegar.
Pero además de una buena higiene, hay otros factores, como la alimentación, que nos ayudarán a no perder el blanco conseguido. Por ejemplo, las bebidas y alimentos demasiado pigmentados como los zumos de frutas, el té o el vino, provocan la pigmentación de los dientes, por lo que es más favorable beber agua.
También es preferible consumir alimentos frescos (legumbres, frutas…), dejar a un lado los dulces y reducir o suprimir el consumo de tabaco, alcohol y cafeína. Si no puedes cepillarte los dientes después de una comida, es recomendable terminar la misma con un alimento protector (por ejemplo, el queso) y un buen vaso de agua o un chicle sin azúcar. También se aconseja no tomar bebidas o alimentos ácidos antes de acostarse, evitar picar entre horas y hacer como máximo cinco comidas al día (desayuno, un tentempié a media mañana, comida, merienda y cena).
A todos estos consejos hay que sumar las visitas periódicas al dentista, para hacer prevención de las diferentes patologías y mantener una correcta salud bucal.