Blanco sobre blanco
Donde la mayoría vemos blanco, hay gente que ve mucho más. Cuando nos enfrentamos a un folio en blanco se distinguen 2 tipos de personas: están los que se asustan y se quedan inmóviles, y también quien se arma de valor hasta que no queda ni una esquina intacta.
A este segundo grupo pertenece Simon Beck, aunque su caso tiene algunas particularidades: este francés utiliza grandes extensiones nevadas a modo de folio para plasmar sus obras, por lo que su gran tamaño impide observarlas a ras de suelo y es necesario verlas desde las alturas para que tomen forma.
Crea sus gigantes mandalas con infinita paciencia en jornadas de 9 horas caminando incansable por la superficie nívea. Aún así, esto no es lo más complicado: sus creaciones dependen totalmente de los fenómenos atmosféricos y, aunque trabaje durante varios días, puede que nunca llegue a completar su obra por las nuevas nevadas o que una simple avalancha tire por tierra su trabajo en unos segundos.
Como si de unos impecables dientes blancos se tratara, Simon trata con suma delicadeza cada milímetro de sus obras, cuidando cada detalle y haciendo uso de diferentes herramientas en función de las características de la nieve: cuando ésta está demasiado suave, hace uso de palas, aunque generalmente utiliza sus botas.
Pero detrás de todo este derroche artístico hay una última curiosidad: Simon empezó a crear tras sufrir problemas en los pies que le impedían caminar sobre superficies duras. Esto le ha permitido descubrir su vena artística ya que, como él mismo afirma, “andar sobre la nieve es una forma menos dolorosa de ejercitarme.”