La evolución no siempre es positiva
El cambio climático y el calentamiento global están en boca de todos desde hace algunos años.
Este cambio en la temperatura del planeta viene dado por las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero que proceden de las diferentes actividades que realiza el ser humano: los procesos industriales, la combustión mediante gasolina o los cambios en el uso de la tierra (como la deforestación), entre otros.
Todos estos años de evolución tienen su parte positiva en términos de desarrollo e innovación, pero también tienen su parte negativa en los efectos que producen sobre el medioambiente.
A la par que se han ido produciendo estos cambios a lo largo de la historia, el ser humano también ha ido modificando su dieta: desde los últimos cazadores o recolectores, pasando por la aparición de la agricultura y posteriormente con la introducción del azúcar y la harina procesada en la Revolución Industrial.
Estos cambios en nuestra dieta han afectado a la salud de nuestros dientes, según un estudio de la Universidad de Adelaida (Australia).
Tras analizar el ADN del sarro de 34 esqueletos humanos prehistóricos del norte de Europa, han llegado a una conclusión: las bacterias bucales de los hombres modernos “son mucho menos diversas que las de poblaciones históricas, lo que contribuye a la enfermedad crónica oral“, según explica el profesor Alan Cooper.
Por ello, hoy más que nunca, necesitamos mantener una correcta higiene bucodental para prevenir posibles enfermedades futuras. Y gracias a las innovaciones tecnológicas tenemos a nuestra disposición los mejores productos para ello, así que ¡toda la familia a cepillarse los dientes!