La vuelta a los “aparatos”
Cuando llegamos a una cierta edad a todos nos gustaría quitarnos unos cuantos años de encima y volver a ser aquellos peques que corrían por el patio del recreo, que tenían todo el tiempo del mundo para jugar y que dormían cuando les apetecía.
Puede ser que nos pase a los 20, a los 30, a los 40 o a los 50, pero siempre pasa. Y, aunque normalmente nos acordamos de los momentos buenos, había no tan buenos, como cuando nos ponían ortodoncia. Había que mantenerla perfecta, además de las visitas al dentista, del retenedor que había que ponerse todas las noches y del dinero que todo aquello suponía a nuestros padres. Muchas veces al no seguir todas las indicaciones, el esfuerzo de varios meses no resultaba eficaz y muchos años después seguimos teniendo los mismos problemas que cuando éramos adolescentes.
Por eso mucha gente adulta está volviendo a colocarse ortodoncia. Sobre todo por los nuevos sistemas, que permiten que los brackets sean casi invisibles, ya que a muchos adultos les da reparo verse y que los vean con aquellos hierros que llevaban con 12 años.
Eso sí, en nuestra segunda vida con ortodoncia debemos mejorar los errores que cometimos como adolescentes para no tener que volver a ponernos aparatos cuando ya seamos abuelos.