¡No te fíes!
Caía la noche y la música sonaba en toda la sala. Tú estabas allí, mirando entre el gentío a la persona a la que durante tanto tiempo habías estado esperando. Impaciente, la emoción corría por cada uno de los poros de tu piel. Ilusión, alegría, una mezcla de llanto y sonrisa. Y de repente el camarero tropezó, la bandeja empezó a girarse y las copas de vino, una a una, empezaron a caer encima de ti. Tus mejillas se pusieron coloradas en cuestión de segundos. Todo el mundo en la fiesta se giró. Empezaron las carcajadas y no sabías donde meterte. ¿Te acuerdas?
Pues quizás es el momento de reírte tú también de aquel momento, porque es más que probable que no haya sido tal y como ahora lo ves en tu cabeza.
No, nuestra memoria no es infalible. ¿Podemos fiarnos de ella? Sí, pero no al 100%.
Tal y como demuestra un estudio de la Universidad del Noroeste, en Estados Unidos, con el paso del tiempo vamos reescribiendo nuestro pasado y lo adaptamos al presente.
Esto sucede porque nosotros mismos, inconscientemente, recogemos fragmentos del presente y los introducimos como elementos del pasado. De esta forma nuestra memoria se va actualizando y se va adaptando al momento en que vivimos.
Sí, es así de caprichosa. Así que, no te fíes.