¿Qué haces mientras duermes?
Hay quien ronca, quien suelta interminables monólogos, quien respira como si fueran a prohibirlo, quien no para de dar vueltas… Sí, también hay quien únicamente descansa, pero esa es otra historia.
Si alguna vez te has despertado con dolor de cabeza, de espalda, en los músculos de la mandíbula, del cuello o del oído, o en varios de ellos, o en todos a la vez, quizá sufras bruxismo y te estés enterando en este mismo momento.
El bruxismo se caracteriza por rechinar los dientes sin ningún objetivo funcional, generalmente por la noche mientras dormimos, y tanto los adultos como los niños pueden sufrirlo.
Los daños que se ocasionan en los dientes pueden ser problemáticos para los adultos, ya que cuando la dentición es permanente el problema dental nos acompañará en el futuro. Con los dolores que el bruxismo puede generar sucede lo mismo ya que, mientras que los adultos los sufren, en los niños casi no se observan.
La hipótesis de que este trastorno sea producido por determinados parásitos está descartada por la falta de evidencias científicas que lo demuestren. Ahora se sabe que su verdadero origen son estados como el nerviosismo, el estrés y la ansiedad.
Los tratamientos como las placas de relajación o férulas de descarga consistentes en férulas acrílicas o de silicona son una forma de combatir el síntoma, pero no el trastorno en sí.
Para acabar con el problema, es necesario reducir la ansiedad y esto se puede lograr a través de diferentes fórmulas como las terapias de relajación, o consiguiendo modificar ciertos comportamientos diurnos que ayuden a controlar el hábito de rechinar y apretar los dientes.
Una vez superado el bruxismo, nuestras noches y nuestros sueños volverán a la normalidad, cada uno con sus ronquidos, sus vueltas o sus monólogos, pero con los dientes sanos.