Cinco consejos para promover la salud bucal de la familia

Familia

Tal y como reza el dicho popular, “los niños son esponjas”, aprenden todo con nuestro ejemplo. Aquello de “haz lo que yo diga, no lo que yo haga”, no funciona al hablar con niños, y mucho menos cuando se trata de la salud bucal.

Dicho esto, sabemos que el ejemplo es la manera más poderosa de enseñar -desde bien pequeñitos- a nuestros niños a cuidar sus dientes y el resto de su boquita.

¿Y cómo lo podemos hacer?

Pues es muy sencillo; a continuación comparto con ustedes cinco consejos para promover la salud bucal de la familia:

Consejos para promover la salud bucal de la familia:

Cepillarnos los dientes juntos

Si usualmente acuestas a tus niños y luego te levantas a hacer cosas en casa, cepillándote finalmente luego de que se han dormido, o durante el día mientras ellos hacen otras cosas, tus hijos tendrán pocas oportunidades de ver que “mamá también se cuida los dientes“. Sabrán, si te ven cepillarte, que es parte de la rutina de limpieza corporal y no una tortura particular que se aplica al niño -percibirán el cepillado como algo perfectamente normal que hace toda la familia.

Llevar una dieta adecuada

Igual como ocurre con los fumadores, unos padres que comen chucherías u otros alimentos altamente cariogénicos con mucha frecuencia tendrán pocas posibilidades de limitar su ingesta en la dieta de sus hijos. Todos conocemos las consecuencias para la salud bucal de una alimentación rica en carbohidratos refinados, por lo que lo ideal es que toda la familia coma de manera sana.

Convertir la hora del cepillado en una actividad divertida

Podemos hacer esto de forma muy sencilla, reservando un juguete muy especial para que lo sostenga mientras le cepillamos los dientes únicamente, o bien improvisando una canción, o contando los dientes uno a uno mientras los vamos limpiando. Otra idea es ir haciendo un recuento de todo lo que hemos comido durante el día: “¡Oh! Encontré un trocito de patata, ¡qué bueno que lo hemos quitado!, y por aquí hay un pedacito de jamón, ya lo vamos a limpiar, ¡qué bueno! ahora dormirás con los dientes blanquitos y brillantes!”.

Comenzar con la higiene bucal desde el nacimiento.

Esto se hace por varias razones. Por un lado, si comenzamos muy suavemente desde el nacimiento, el niño verá como algo normal la higiene oral y habrá menos probabilidades de que la rechace. Por otro, es recomendable comenzar con la higiene oral a la hora del baño, usando una gasa de algodón humedecida con agua potable, aprovechando que los bebés suelen estar muy relajados en ese momento, o al salir del baño, de manera que el niño perciba que la limpieza de los dientes es una parte más a limpiar de su cuerpo.

Visitar al odontólogo regularmente.

Si mamá, papá, hermanos y todos los cuidadores cercanos al bebé tienen una salud bucal óptima, el niño tendrá mayores probabilidades de tener también una buena salud oral. De esta manera, verá la visita al odontólogo como un acto cotidiano más -sin mayores dramas- y, por otra parte, el odontólogo podrá orientarles, recomendando modificaciones a la dieta o hábitos de higiene oral pertinentes para mantener una buena salud dental.