Factores a tener en cuenta para prevenir problemas ortodóncicos
Cuando nos hablan de ortodoncia, nos viene a la mente inmediatamente una imagen de brackets metálicos para alinear los dientes, ¿cierto? Sin embargo, la ortodoncia abarca mucho más que eso, no solamente toma en cuenta la alineación de los dientes dentro de los maxilares superiores e inferiores por cuestiones estéticas, sino, también por razones funcionales y para facilitar la higiene, además de la relación de ambos maxilares entre sí y con el resto de la estructura craneofacial.
Sabemos que unos dientes apiñados dificultan considerablemente la higiene bucal –sobre todo en los espacios interproximales que son demasiado estrechos– por lo cual serán más propensos a retener placa dental, lo cual a su vez aumentará la propensión a padecer caries por ser más difíciles de limpiar con el cepillado dental y uso de seda o cinta dental.
Otros factores importantes a tomar en cuenta son la respiración y la lactancia materna. Ambos influyen en el correcto desarrollo de los maxilares, al cumplir con las funciones tempranas que ha ideado la naturaleza para alimentarnos y ventilarnos utilizando la musculatura bucomaxilofacial lo cual estimula un desarrollo adecuado.
Es frecuente ver maxilares superiores estrechos en respiradores bucales y problemas de deglución en niños alimentados con biberón, o usuarios de chupetes durante un tiempo prolongado. Por ello, cabe recordar que el alimento ideal para un lactante, ya no solamente para su adecuada nutrición tanto física como emocional, sino para disminuir la probabilidad de tener problemas ortodóncicos más adelante, es la lactancia materna, tal y como lo establece la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Al evitar el uso excesivo y prolongado del chupete y de biberones, así como asegurarnos que nuestros hijos tengan una adecuada respiración, continuamos ganando terreno dentro del campo de la prevención en ortodoncia.
Finalmente, en torno a los 6 años es recomendable acudir al odontólogo (como todos los años, cada 6 meses), pero con la particularidad de que en esta revisión, ya puede ver la erupción de los primeros molares permanentes y evaluar alrededor de los 7 años si el niño necesitará tratamiento ortopédico bucal (aquel que se realiza aprovechando el crecimiento óseo para “ayudar” a llegar a dimensiones óptimas) u ortodóncico.
Todos los factores anteriormente comentados, junto con el diagnóstico precoz, y el trabajo conjunto del odontopediatra, el ortodoncista y el otorrinolaringólogo cuando el caso esté relacionado con dificultades respiratorias (tales como rinitis, cornetes hipertrofiados, sinusitis crónicas, respiradores bucales, etc.) pueden ser clave para tener una sonrisa armónica y sana en la edad adulta.