Comprendiendo los hábitos de succión del chupete y del dedo
El ser humano, desde tiempos inmemoriales, nace con el instinto de succión, su centro de placer, además, -tal y como refieren numerosos estudiosos de la psicología- se encuentra durante el inicio de la vida, justamente en la boca. Por lo cual, la succión, ya sea del pecho materno, del propio dedo, o de un “sustituto” de silicona, como lo es el chupete, aporta al niño placer, calma, sosiego, e incluso a veces, consuelo.
No por esta razón, debemos pensar que el chupete sea una necesidad; de hecho, los niños que toman el pecho a demanda, y a término, probablemente no lo necesitarán, salvo casos puntuales en los que la madre debe ausentarse y quedan al cuidado de terceros -que lógicamente no pueden ofrecerles el pecho-. Así que sabiendo que en caso de hacer uso del chupón, éste ha de ser moderado y que lo recomendable es que sea ergonómico -cuidando la anatomía bucal del bebé- cabe recalcar otro imprescindible, ya desde el punto de vista de la crianza respetuosa:
El chupete JAMÁS ha de ser un sustituto del afecto:
En casos en que el niño requiera succionar, ofreceremos primero el confort de unos brazos amorosos, atención, mirada, cariño. Luego, sí podemos ofrecerle el chupete, ya en brazos.
No debemos usarlo nunca para callar a un niño que pide atención:
Primero lo atendemos, miramos qué le pasa, y una vez satisfecha esta necesidad, si aún necesita el chupete, podemos dárselo.
También es importante saber que en caso de necesitar una separación puntual entre mamá y bebé, y desear ofrecerle al niño un chupete, es recomendable que sea cuando ya esté correctamente instaurada la lactancia materna para que no se produzca confusión del pezón.
Tengamos en cuenta en estos casos que el tiempo que pasa el niño succionando el dedo, o bien el chupete, es tiempo durante el cual no está estimulando el pecho materno para producir leche, por lo que el uso prolongado de chupetes (en el tiempo), o exagerado (durante varias horas cada día) puede afectar la producción de leche materna.
Ahora bien, cuando hablamos de succión digital, de uno o varios dedos, debemos tener en cuenta tres cosas fundamentales:
El dedo es una estructura (obviamente) que forma parte del cuerpo del niño, por lo que una vez instaurado el hábito, siempre la tendrá a mano -nunca mejor dicho.
Es una parte de su cuerpo que es dura, y al igual que ocurre con el chupete, no se amolda a las estructuras palatinas, sino que ocurre lo contrario; gracias a la fuerza ejercida durante la succión, y más aún, si es prolongada y exagerada (como comentaba anteriormente), sucederá una deformación del paladar.
Algunos bebés ya maman dedo incluso in útero, por lo que muchas veces no es un hábito aprendido.
Atentos a mi próximo artículo en el que les hablaré acerca de dejar estos hábitos de succión.